Anticipó un período de bajo crecimiento económico, lento descenso del desempleo y tenue inflación para los próximos años. Las condiciones financieras se han convertido en menos favorables para el crecimiento económico, y el endurecimiento de las condiciones de crédito son un obstáculo a la recuperación.
Ha destacado la evolución de las políticas no convencionales desarrolladas por la Reserva Federal en respuesta a la crisis financiera:
1) La mayor parte de los programas a través de los cuales han facilitado liquidez a corto plazo a entidades financieras y mercados han finalizado en el primer semestre del año. Planean la retirada de liquidez del sistema bancario.
2) Quantitative easing*. Mantienen un saldo de 2T (2.000.000 millones) de USD en bonos del tesoro, deuda de agencia y bonos de hipotecas (MBS, mortgage-backet securities) con un vencimiento medio a 7 años**. Planean reducir sus posiciones, no reinvirtiendo al vencimiento o vendiendo al mercado los MBS y la deuda de agencia. Respecto a los bonos del Tesoro estadounidense los seguirán comprando a más corto plazo.
3) Llegado el momento, para prevenir presiones inflacionistas subirán los tipos de interés a corto plazo a través de una subida en el tipo marginal de depósito.
Recalcan que, dada la perspectiva económica inusualmente incierta, son prudentes respecto a la retirada de los estímulos monetarios no convencionales.
Aseguran que están preparados para tomar las acciones necesarias para fomentar que EEUU regrese a una utilización total de su potencial productivo, siempre en un contexto de estabilidad de precios.
* Compras realizadas por parte del banco central del país de la deuda emitida por el tesoro de ese mismo país.
** Antes de la crisis mantenían 800B (800.000 millones) de USD con un vencimiento medio de 3,5 años.
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